Ha
caído el velo y la brisa de nuestra playa corre libremente entre los espacios.
Espacios divididos entre el dolor y el placer. A los dos lados, los polos del
imán que unen tu vida que evitan que estallen en un millón de colores. Trocitos
de un complejo puzzle que al deshacerse, jamás se podrá recomponer. Ahora,
vislumbra en el cielo las estrellas, las constelaciones. ¿recuerdas los astros
fugaces? Aun subyacen en mi memoria aunque al pasar, fuesen invisibles para mi.
En el suelo, la arena. Húmeda y fría que guarda nuestro secreto, nuestro primer
beso.
Las olas
cantaban las melodías de los sueños que vivían en nuestras mentes. Cautelosos,
miramos el mar añorando la tranquilidad. Sobre ella, el reflejo que algún día
le dio vida al mundo. ¿Que seria del ser sin haber sido ser antes de ser
perfecto?
Frente
al mar, ves como miles de trocitos de colores han estallado y se dejan flotar sobre la superfície. Tan solo tu regreso a tiempo, los podrá recomponer. Navegante que andas
por el mar intentando recomponer los pedazos, déjalo, es inútil, solo él puede
hacerlo. Mientras tanto, me quedo flotando en un mar de ausencia.