martes, 28 de junio de 2011

Trasmitir

sentí todo - y a la vez - nada


Intenté que mis palabras iluminasen tus ojos y los volviesen brillantes. Que tu piel se erizara con cada emoción que intento trasmitirte. Que la sonrisa no desapreciara y que las horas, se comportasen como segundos, como críos que no dejan de correr impasibles ante el reloj. Como el añoro del contacto, habitual, impersonal pero cercano. Como el anhelo de más y más de lo que no prefieres. Como el alivio de las 2, de las 7 o de las 10.


Y caminando por el sendero de la casualidad, habiendo desechado cualquier encuentro tras búsqueda, apuesto, tiro los dados, pero no alcanzo ver nítidamente que números salieron. No alcanzo a ver si gané, o si sigo perdiendo en este absurdo juego que algunos llaman vida.


Jugando a ser gatos que no se quieren dormir, las estrellas inamovibles yacen parpellejant sobre el oscuro exterior que aguarda los secretos que ayer nos susurraba el viento. Mientras jugábamos a ser humanos en estas habitaciones grises.


Y como de costumbre, vuelvo a desnudar mi sentimiento y te repito una y otra vez que me gustas... Que me gustas! Y callado, le grito al mundo, que quiero hacerte sonreír... Quiero ser capaz de hacerte feliz. Quiero enseñarte como veo el mundo, y aprender de ti. Que tus palabras me ericen la piel dejando atras cualquier duda o preocupación, cualquier cosa absurda que pueda hacerte sentir por un momento infeliz. Quiero que las sombras que a veces nos inundan, no sean más que un triste e inofensivo reflejo en algún lugar... Los días de verano, las tardes a la sombra, los granos de arena, y el cloro de las piscinas, los viajes en tren, los helados compartidos, las noches de agosto, el saber que quieres y no tener qué hacer mas que estar contigo. En definitiva, compartir algo más que una amistad...


Entonces, al bajar la vista y mirar hacia ti, lo he visto. He visto que he vuelto a perder en este absurdo juego al que algunos llaman vida... y al que hoy bautizo como dolor...

martes, 21 de junio de 2011

Como tú para mi



Como el mar y la arena; el cielo y la tierra; la sonrisa y sonrojo; los colores y el papel; las emociones y el cosquilleo en el estomago… Como la gravedad y el deseo de despegar…
Releer, recordar, emocionarte y sonrojarte… Ves como aquellas tardes de invierno en el banco, como aquellos paseos interminables por el rio, como aquellas confidencias a pleno grito, como aquellas carcajadas se alejaron… Y el poeta aún se pregunta dónde se fueron… Y corre con todas sus fuerzas hacía ellas, las quiere atrapar, ¡las quiere!, las añora… Y sin darse por vencido, seguirá corriendo, seguirá escribiendo palabras que citan al recuerdo.
No las va a dejar pasar… Quiere volver a sentarse en ese banco, con sus pipas, con el atardecer, todos y cada uno de los días. Hablar de todo y de nada a la vez.

Porque siempre ha sabido que al igual que el pintor a su paleta, el escritor a su pluma, y el fotógrafo a su cámara, yo te necesito para ser yo.

Mi chica pop

lunes, 20 de junio de 2011

Time



El tiempo susurra en los vientos las incertezas que conducen a la espera. Una mañana te levantas y descubres que las flores, resignadas de esperar la nueva primavera, dejan caer sus pétalos ardientes al más hondo e incierto infinito. Infinito lugar dulce donde no yace el sentimiento. Infinito donde se ahogan las palabras.
Y callado, incapaz de pronunciar nada, me limito a contemplar el lugar. Sentado sobre aquellos viejos bloques de roca que impasibles escucharon como el tiempo les susurraba las incertezas de la espera. Mientras tanto, ves como impasible, la ciudad sigue moviéndose. Mientras me veo quieto.

jueves, 2 de junio de 2011

Transparente


Escondidos tus ojos bajo una careta de princesa… No llores, el verano que viene volverá a haber verbena. (Ü)


Mientras tanto, queda el verano. Árido, cálido, anaranjado y seco. Carente de gélidas aguas que fluyen el sentimiento y las emociones en los momentos entre tu y yo. Dibujas sonrisas en tu cara camuflando el insufrible dolor. Respiras, le miras, y vuelves a sonreír. Iluso de él… Caricias y besos carentes de sentido y emoción. Sonrisas vacías y miradas ausentes denotan falta de afecto, de-conexión. Incapaz de sonrojarte te abraza y cree hacerte sentir especial. ¡Bah!

Mientras tanto, desde la vista del ajeno, el objetivo y el externo, aquel que critica y parece que nunca alaga, las cosas se ven del negro más opaco o del más transparente cristal.

Podría ver las emociones fluyendo en color, si no fuesen inexistente. Cual alegría irradio