martes, 20 de diciembre de 2011

Navegante



Ha caído el velo y la brisa de nuestra playa corre libremente entre los espacios. Espacios divididos entre el dolor y el placer. A los dos lados, los polos del imán que unen tu vida que evitan que estallen en un millón de colores. Trocitos de un complejo puzzle que al deshacerse, jamás se podrá recomponer. Ahora, vislumbra en el cielo las estrellas, las constelaciones. ¿recuerdas los astros fugaces? Aun subyacen en mi memoria aunque al pasar, fuesen invisibles para mi. En el suelo, la arena. Húmeda y fría que guarda nuestro secreto, nuestro primer beso.

Las olas cantaban las melodías de los sueños que vivían en nuestras mentes. Cautelosos, miramos el mar añorando la tranquilidad. Sobre ella, el reflejo que algún día le dio vida al mundo. ¿Que seria del ser sin haber sido ser antes de ser perfecto?

Frente al mar, ves como miles de trocitos de colores han estallado y se dejan flotar sobre la superfície. Tan solo tu regreso a tiempo, los podrá recomponer. Navegante que andas por el mar intentando recomponer los pedazos, déjalo, es inútil, solo él puede hacerlo. Mientras tanto, me quedo flotando en un mar de ausencia.

1 comentario:

Diego A. Tejada Gamboa dijo...

Todos somos navegante, me encanta tu blog. Saludos desde Chile.