Se aísla en el silencio, se esconde entre las hojas y
camufla sus lagrimas con las gotas que caen hoy en esta rara primavera. Pasa
desapercibido entre el mogollón de gentes que corren arriba y abajo. Entre la
prisa, su “stop”. Aguarda y con mirada incierta no deja de observar sus zapatos
rojos mojarse. Gota a gota. Parece que fuesen a disolverse entre el agua que se
escurre hasta la alcantarilla. Rojos los sueños, las ilusiones y la alegría.
Será una buena forma de acabar el día ¿no?. De repente, suena su móvil. Las
gentes desaparecen, las nubes se van y las gotas se volatilizan. Es él. Pero al
poco, se aísla en el silencio, se esconde entre las hojas y camufla sus
lagrimas con la lluvia que vuelve a caer sobre sus zapatos rojos. Parece que
hoy no es el día…
Será mejor desaparecer de este mogollón de gentes sin
sentido y resguardarme de la lluvia. La oscuridad parece la solución. Y así,
volvió a su cama, cerró los ojos y en su reproductor, queda “del invierno”.
Adiós petit, peixet
blanc, descansa