Juraría
estar en un paraíso infinito. Entre cristalinas aguas que rodean mi pequeña
isla que un día tu conquistaste. Nunca solo frente a las tempestades pero en
nuestro rincón, solo existimos tu y yo. Basta con tenerte cerca, sentado a mi
lado sobre la blanca arena para darme cuenta de la inmensidad del momento. Soy incapaz
de imaginarme un final. Quizás por miedo a hallar a monstruos y dragones allí
donde terminan mis mapas, pero no le veo final. No puedo imaginarme nada sin
ti. Quizás porque eres la razón por la que abrir los ojos cada mañana, por la
que respirar valga la pena o simplemente por volver a ver esa sonrisa en tus
labios.
Es como
mirar el suelo desde un rascacielos tan alto, tan alto, tan alto, que podría
tocar la luna con la punta de mis dedos. Pensar en el golpe al caer, es
terriblemente doloroso y asusta solo de pensarlo. Desde la cima de ese
rascacielos no se ve fin, y se que tu tampoco lo ves. Nunca construiré un paracaídas
porque la caída no existe, no contigo al lado.
Mientras
tanto, no pienso en más. Simplemente disfruto de mi día a día junto a ti. Sentados
frente al mar, donde no hacen falta más palabras, que aquellas que arrastra la
brisa que nos acaricia.
reflexión al invierno
que
no exista el tiempo, que desaparezcan los relojes y que el universo, nunca más
se mueva. Que tu mente se llene de recuerdos y vivencias si es necesario. Porque
juro que el tiempo y la inexperiencia no será capaz de arrebatar lo que me
mantiene vivo.
Juro
delante del invierno, que mi mundo se oscurecerá si tu desapareces…