miércoles, 28 de septiembre de 2011

Trato de arrancarlos



No seamos hipócritas. No intentes disimularlo, lo sabes. Sabes que cada palabra, cada frase que te lanzaba, era un desgarro. Arrancándolas de los lugares más escondidos. Y no, no las guardaba para hacer daño. Aclaración absurda si conoces las migraciones de los cuervos negros. Se que si.

Llegados a este punto, siéntate a reflexionar. Siéntate como me senté yo ayer. Y no, no intentes buscar un culpable. No lo eres tú, no lo soy yo. Simplemente, mira el mar como un día te enseñé, apóyate sobre los pilares que un día te dije que eran los que realmente iban a aguantar, y escucha el canto de los pájaros. Estoy seguro que sabrás escuchar, que detrás de sus chillidos, se hayan las respuestas a tus incertidumbres.

Y por ultimo piensa que, si ahora caemos, es porque un día fuimos nubes con la mente. Y que si algún chiflado aseguró que todo lo que sube baja, yo, el otro chiflado, te garantizo que vuelve a subir, pero solo si tu quieres.

Un, dos, tres, ya no están

lunes, 19 de septiembre de 2011

No quieras ocultar

¿Recuerdas? Aquel día, como ya hice alguna otra vez, te dije que al igual que las aves recuperadas acaban alzando el vuelo dejando atrás a sus salvadores, tu ibas a tomar tu camino y este, nos separaría. Parecías tan seguro de que eso jamás pasaría, que llegué a creérmelo.

Cierto es que han pasado muchas cosas. Han cambiado muchos límites y ahora, nos cuesta reconocernos como lo hacíamos antes del verano. Y más que un simple quizás, me atribuyo el total de las culpas. Cargo con el peso de mi acciones, y asumo las consecuencias.

Desde aquel día en que nos vimos por primera vez, desde aquella primera charla, y desde aquel primer encuentro, hemos escrito una historia que para ambos ha sido significativa. Simplemente me dediqué a dar apoyo e intentar comprender tus situaciones, sufriendo cuando sufrías y celebrando tus mismas victorias. Nunca resulto ser fácil, pero si, gratificante.

Pero cierto es que todo aquello lo hice de pura voluntad y sin esperar nada cambio. Aunque con cada progreso tuyo, yo recibía el incentivo que necesitaba. Sería de avaricioso y egoísta, pedir algo a cambio. Y ciertamente, yo no soy así. Pero esta vez me voy a permitir un lujo que siempre me he permitido, y que siempre has valorado. La sinceridad. Dejando atrás todo tipo de sentimiento más allá de la pura amistad. Sentimientos que como ya te dije, la lluvia se llevó consigo. Seré objetivo y breve.

Me alegro tanto de que hayas encontrado a una persona que valga la pena. No puedes llegar a imaginar cuanto. Es como el súmmum de la perfección. Era la única pieza que faltaba en el gran rompecabezas de la vida. De tu vida. Ahora, todas las piezas que hemos ido girando a lo largo del tiempo, de aquellas que hemos desplazado, y de aquellas que hemos cambiado por otras, encajan a la más pura perfección. Pero no olvides mirar a tu alrededor. No olvides que las hojas se secan en verano, y caen en otoño; que las mareas cambian con la luna; y que la amistad, se perpetua en el tiempo. Tiempo.

Me gustaría ser, sin más, el que era antes. Piénsalo. Cuanto hace que no nos dedicamos “tiempo”.

Esto no es la pretensión a ser priorizado ante nadie. Esto es la pretensión de una reflexión. Ahora para acabar y como dirían mis queridas niñas de “Los Seis Días”, “Quizás no está tan bien”


No es la eternización del agradecimiento! No es la envidia! Ni nada que se les parezca.

Querido y fiel lector, eres tú.